jueves, 8 de diciembre de 2011

Post de Florencia Maluf

La gramática… antes solo pensaba que era karma, era el castigo por todas las maldades que había cometido en mi vida, cuando me vieja me retaba y me decía: - ¡Hija todo vuelve!  La única imagen que venía a  mi cabeza era “gramática”.
La gramática llegó  a interferir en mi vida social y mis conversaciones… mi amigas me intentaban explicar  una infinidad de problemas y yo en el medio de la charla analizaba  subordinadas, al final de la conversación en vez de encontrar la solución al problema , encontraba las clases de subordinadas.
De este campo me llevo lindo recuerdos aunque no me crea la gente, llegué con las expectativas tan bajas y terminé por quererla aunque sea en ocasiones; entendí que la gramática sirve para poder traspasar las barreras que te pone la ignorancia  y lo más importante  aprendí a decir que no, pero  porque entiendo no porque ignoro.

Cuando uno come, respira y vive a diario gramática, empieza a desarrollar un humor que algunos creen incoherente… A continuación les dejo algunos chistes, los cuales muchos de mis amigos creen incomprensibles y para nada cómicos.






viernes, 2 de diciembre de 2011

Post de Luciano Barroso

Parado desde mi experiencia, no sería buen cristiano, si no dejo escapar por la punta de mis dedos ese palpitar que me produce recordar aquellos días en que la maestra, (con tanta dedicación) nos tomaba  la mano y nos enseñaba  a dibujar  las primeras letras, las mismas letras que con el pasar del tiempo se fueron constituyendo en ese puente fidedigno, entre nosotros y ese mundo nuevo en el que de a poco comenzábamos a transitar.
Recuerdo cuan afligido solía llegar a casa a pedirle a mis padres que me explicaran cómo era eso de la hache “muda” como le solían llamar… claro que con el tiempo, y con mucha dedicación (compartida) entre padres, hermanos, y todo aquel que uno creyera que sabía un poco más, fui amigándome con las letras. Y ¿por qué digo dedicación compartida? Porque a la tarde entre mate y charla, de quien sabe qué, mis padres con la escasa escolarización, pero con mucho compromiso me dictaban pequeñas lecturas que, al final tenían un hermoso dibujo, que disfrutaba tanto calcarlo, ponerme manos a la obra y  pintarlo. Entonces de a poco fuimos desandando los años de la escuela primaria ¡qué tiempos!; otros juegos, otras historias de vida, que merecerían muchos párrafos aparte; los chicos que llegaban a caballo hasta la escuela, desmontaban bajo un árbol no muy grande, pero de sombra hospitalaria; y allí ellos, esos inclaudicables amigos que montaban guardia junto al apero; los perros, -casi  tan protagonistas de aquellos días, como nosotros- allí esperaban, alternando entre cacerías de lagartijas por el patio de la escuela, infructuosas por cierto, y largos ratos de ocio echados bajo la sombra, tarasqueando moscas; hasta que llegaba la hora de irse a casa, ¡qué momento! Un bullicio jubiloso  por el callejón polvoriento hasta el arroyito de agua salada, bullicio que se iba diluyendo a medida que cada uno se apartaba para su casa… ¡qué lindo era ir a la escuela! porque allí nos podíamos encontrar con los amigos y aprender cosas novedosas.    

Claro está que algunos  no pudieron seguir la escuela porque tuvieron que ir a trabajar al campo junto a  sus padres para ganarse el sustento, dicho así   parece  triste, pero para ellos era un romance trabajar la tierra, cuidar de los animales y esperar las lluvias, tal vez  no se toma consciencia del valor de la lluvia hasta que ves la cara de un labriego, regocijado por esa bendición del cielo. Trabajando honestamente también se hace Patria nos decía un maestro;   la patria necesita trabajadores honrados.  Algunos tuvimos la dicha de poder seguir estudiando, y en ese trayecto hubo profesores que pasaron por nuestras vidas ; unos sin pena ni gloria, pero también aquellos que por sobre todo fueron buenos seres humanos que dejaron huellas imborrables; y fueron ellos los que nos alentaron, los que nos entendieron, los que nos dieron otra oportunidad para salir del vado…
Es así como llegué hasta  aquí,  porque  quizás así estaba escrito, para cumplir con mi destino buscando saciar esa sed de conocer; aceptando fracasos, disfrutando logros, porque de eso se trata, para poder aprender, hay que aceptar que hay cosas que no sabemos, hay que tener la humildad de aceptarlo, y también humildad para pedir ayuda…
Cuando comenzamos este trayecto, este año, lo hice con el fantasma de la mala experiencia anterior; me costó mucho, a pesar  de ser una materia que me gusta mucho. Le puse mucha fuerza, muchas horas de lectura y práctica, otras veces consultándole a Sonia, la querida Sonia; y fue perderle el miedo al fracaso y la responsabilidad de saber que había esperanzas puestas en mí, lo que me hizo dar ese paso que me faltaba; Hubo también palabras acertadas y en el momento exacto, ahí cuando el panorama se presentaba  desalentador.   La confianza en uno mismo tiene un valor espiritual increíble.
No podemos soslayar la importancia de la gramática en nuestras vidas; la educación refuerza la libertad del hombre introduciéndolo en el conocimiento de su cultura como sistema de pensamiento.  Desde el momento en que surge la necesidad ancestral de comunicarnos, cada pronunciamiento que hagamos tendrá una intencionalidad manifiesta; pero el problema surge cuando eso que decimos oralmente, lo tenemos que materializar en un texto. ¡Qué problema! Creo que es aquí cuando la gramática entra mesiánicamente  en el vertiginoso universo de la comunicación; es necesario un encuentro cercano y asiduo entre el alumno y la gramática para que se produzcan consecuencias educativas fidedignas. Por supuesto que apropiarse y más aun manejarla, no es cosa sencilla, es una tarea que demanda esfuerzo y  a mi juicio, mucha práctica acompañada de un buen andamiaje del profesor, que es quien coloca, sostiene y retirará paulatinamente ese sostén, llegado el día en que podamos dar pasos por cuenta propia; y  es necesario que así sea, para facilitar el crecimiento, la autonomía y la independencia de los alumnos,  (lo que hace que una acción sea educativa o formativa no es solo la producción de resultados susceptibles de ser evaluados en una prueba , sino el desarrollo de las cualidades y capacidades que se busca fortalecer y que se ponen de manifiesto en la acción).
Escribir un texto para tratar de conseguir algo, sin manejar los recursos que nos brinda la gramática, será algo así como hacer una buena letra para  una canción y no tener una buena melodía; manejar la gramática es un arte pues, podemos lograr en el otro una sensación de gozo y reflexión con entonaciones, con silencios, etc.  El  gramático es una suerte de “arquitecto de la palabra”, puede construir un puente imaginario con los demás a partir de palabras correctamente ubicadas…
Por último, para compartir con todos, esta buena chacarera.









Imágenes con textos para compartir

Enviado por Matías Caruso